Los viajes pedagógicos en el Lycée comienzan en 2º de Infantil. Cuando los niños tienen 5 años, pasan una noche fuera de casa. La excursión de dos días en una granja escuela cercana a Zaragoza supone toda una experiencia vital para los niños, que viven intensamente unas horas fuera de casa rodeadas de sus profesores y compañeros de clase. Después, en 3º de Infantil, el viaje se extiende tres días y el destino es el Pirineo francés. Con estas primeras aventuras los alumnos ganan en autonomía, seguridad y expresión verbal en francés, ya que supone una inmersión total en esta lengua. Pero es en Primaria donde realmente tienen lugar los viajes más importantes para los niños. En 1º de Primaria, viajan a Arette donde se exponen al reto de vencer los miedos en las tirolinas, en el paseo por una cueva o el puente colgante. En 3º de Primaria, el destino es San Juan de Luz, pero esta vez para trabajar intensamente las emociones a través de un proyecto de teatro y otro de reciclaje de residuos. Y en 5º de Primaria, los alumnos conocen Seignosse, en las Landas, donde aprenden a navegar un barco velero, entre otras vivencias. El crecimiento personal de los alumnos durante estas salidas pedagógicas es inmenso y aporta muchas ventajas en la formación curricular. En Secundaria comienzan ya los intercambios con otros colegios franceses, de Florencia y, desde este año, de Dallas (Estados Unidos). En estos viajes, los estudiantes pasan cerca de un mes asistiendo a clases en colegios de otro país y conviviendo en familias locales, para luego recibir a un estudiante en su clase y en su casa igualmente. Nuevas amistades, práctica de idiomas a fondo, autonomía y desarrollo personal son sólo algunas de las cosas que los alumnos se traen de vuelta en la maleta.